Presentación Libro “Fútbol
Puertorriqueño; crónica de alegrías, sueños, y desencantos” Luis Reynaldo
Álvarez
Buenas tardes a todas y todos los presentes.
Esta vez acudo a otro llamado de mi querido amigo
profesor Luis Reynaldo Álvarez Vázquez.
Digo otro llamado porque han sido varios llamados e invitaciones que he
recibido de parte de Reynaldo, tales como la invitación a integrarme a la Junta de Directores de la
Galería de Inmortales del Fútbol Puertorriqueño junto a otros destacados
exjugadores y colaboradores del Fútbol Puertorriqueño, en adición de la
presentación de otros de sus libros sobre el fútbol y libros sobre la obra de
un poeta y compositor conocido por ustedes Mario Enrique Velázquez. Las invitaciones de Reynaldo han sido para
jornadas en las que he tenido la oportunidad de conocer seres extraordinarios
que combinan en su personalidad, sensibilidad, poesía, un carácter combativo y
guerrero -típico del que practica deportes- y los méritos del voluntariado en
el servicio a la comunidad, en este caso orientada a los méritos del
deporte.
Asuman pues -dicho en términos futbolísticos- que he
sido designado en esta presentación ante ustedes como delantero -que prefiere
jugar por el flanco izquierdo del campo- por nuestro Presidente de la Junta de
Directores de la Galería de Inmortales del Futbol Puertorriqueño Luis Reynaldo
Álvarez Vázquez, autor del libro que procederemos a presentar junto a dos
distinguidos profesores Marioantonio Rosa y Maximiliano Dueñas Guzmán. Debo decir de los co-presentadores que si por
cuenta de ellos fuese yo estaría comiendo banco a no ser por la amabilidad y
cortesía de Rey Álvarez quien cree que sirvo para darle algún descanso a los
dos regulares que me seguirán en ésta presentación.
Comenzamos con el tema de la credibilidad
refiriéndonos a Noberto Gónzález fundador de ésta Librería Norberto en donde
coincidimos esta noche. Todos dicen en
la industria de las librerías y las editoriales que Noberto cumple. A veces he oído decir que es el único que
cumple en la industria. Dejo ese juicio
a otros conocedores de la industria. Sin
embargo reconozco que ese es y ha sido su mérito y por el cual le felicitamos y
nos alegramos de sus éxitos. Nos
alegramos por la credibilidad que tiene su palabra tan excepcional en nuestra sociedad
minada por la llamada pos verdad y las llamadas noticias “fake” o falsas en el
mejor decir. Se distingue cerca de
nuestra existencia la presencia mentida de un presidente de EE.UU. cuya
gestión, eleccionaria y luego pública está plagada de mentiras a utilizadas
sabiendas con el fin de obtener un beneficio político inmediato. Lamentamos no ofrecer tiempo igual para la
riposta a los políticos que pueda haber en la audiencia. La razón es obvia.
Hablaremos de la verdad; de la ética. Aludimos a un tema ético que está muy ligado
a los deportes y nuestras vidas: la credibilidad.
Se trata del mérito de la verdad que tanto defendió
Bertrand Russell como modelo de pensamiento y conducta en la comunicación.
Hablemos un poco de ética del deporte. Las reglas o normas de juego constituyen la
verdad o ética del deporte. En el fútbol
como en otros deportes existen reglas de juego que de no cumplirse conllevan
sanciones por los árbitros, no solamente por lo que se hace sino por lo que se
simula también. Recientemente se han
regulado con sanciones las simulaciones de faltas. Esas simulaciones de faltas faltan a la
verdad y por eso se sancionan. Vivimos
en sociedad entre la verdad y mentira y las faltas que nos cantan como
simuladas o verdaderas. Más aún últimamente se ha cuestionado la credibilidad
de los árbitros en el fútbol la marcar faltas al Barsa y al Real Madrid. Se ha alegado favoritismo hacia esos equipos
de parte de los árbitros. Cierto o no,
el efecto es el mismo: falta de credibilidad.
Tanto en el derecho como en la comunicación pública no solo basta la
intención verdadera en el acto sino que importa también la apariencia de
corrección o veracidad. Ambas conllevan
la ecuación de la valides ética. En el
nuevo siglo se ha pretendido utilizar la mera apariencia como recurso de
manipulación pública. A eso nos hemos
referido sobre la comunicación pública reciente en los EE.UU.
Hablemos sobre el libro que procederemos a presentar a
ustedes.
No es por casualidad que el título del libro que procederemos
a presentar a ustedes esta noche lleve cómo título “Futbol
Puertorriqueño; crónica de alegrías, sueños y desencantos”. Alude Reynaldo a alegrías, sueños y
desencantos. Le dejaré como temas las
alegrías y los sueños a los regulares de esta presentación Marioantonio y
Maximiliano. Yo me referiré de algún modo a los desencantos
éticos. Diría yo que tiene tanta
importancia la ética en el deporte como como debería tener en nuestra sociedad
en donde en tantas ocasiones se oculta en simulaciones moralistas falsas. Hablamos de la corrupción. La misma que ha alcanzado a la FIFA. El deporte es un microcosmos de las
normativas en sociedad. En eso estriba
su importancia respecto a su función normativa.
En el caso de la FIFA no bastaría para atajar la corrupción con escoger
personas de carácter ético en las posiciones de mando. Se requieren estructuras abiertas de
inclusión pública para evitar la misma.
No basta con cursitos de ética para evitar la corrupción. Debemos evitar las estructuras organizativas
que lo facilitan. Eso aplica a todos los
deportes incluyendo el de la política sobre todo. Los políticos pagaron para escoger cedes de
competición y funcionarios aceptaron pagos para conceder cedes.
Eso sería tema de conversación tanto en el deporte
como en la política para otra ocasión.
Mientras tanto sirva ésta mención para entender el por qué de algunos
comentarios que examinaremos más adelante hablando sobre el tema del futbol.
Les invito a dar una mirada breve al tema del deporte
en la literatura como introducción al tema ético que tocaremos. Hablamos de literatos que han escrito sobre
el deporte principalmente en el fútbol.
Decía el ensayista Joan Huizinga en su libro «Homo
ludens» (1938) que el
juego es una actividad inherente al ser humano que debía
concebirse como parte intrínseca de la cultura del mismo y nunca como un mero
añadido eventual. Esto es, que jugar implica a todos por la simple condición de
nacer personas, y que podrá desarrollarse de una u otra manera, pero lo
importante es que acabará haciéndolo.”
Reflexiones sobre fútbol
Mario Benedetti:
“La clásica noción de juego sigue existiendo, pero
sólo como condición subsidiaria. Ahora, la prioridad es desembozadamente
mercantil. El jugador ha pasado a ser una pieza de consumo y de especulación.
Sin embargo, adjudicar la responsabilidad de esta situación a las eventuales
exigencias económicas del jugador es cerrar los ojos frente al problema. Lo abyecto es el régimen».
El pensamiento fue publicado el 19 de julio del 2000 en El País. En él
introduce el que en su opinión es uno de los grandes males del fútbol en la
actualidad: la
globalización.” (http://www.abc.es/cultura/libros/abci-mario-benedetti-cuando-literatura-y-futbol-si-pueden-mano 201705170101_noticia.html)
Citamos nuevamente a Benedetti «Insisto en que lo
abyecto es el sistema, pero no sólo el de la superestructura futbolística. Por
encima de ella rigen las infundadas, abusivas
y vejatorias normas de la economía de mercado, que nos afectan
a todos. El recién inaugurado siglo ha heredado del anterior una palabra
aparentemente fútil, pero en el fondo abyecta: globalización. Curiosamente,
sólo se habla de la globalización política o de la globalización económica. No
se menciona, en cambio, la globalización de la hipocresía», continúa el
dramaturgo uruguayo. (http://www.abc.es/cultura/libros/abci-mario-benedetti-cuando-literatura-y-futbol-si-pueden-mano-201705170101_noticia.html) Me luce que el poeta Benedetti se refiere a
la moralidad social o publica de aquellos que se defienden ante la acusación de
corruptos con un ‘pruébamelo’ con la esperanza de haber ocultado
cuidadosamente su fechoría como buen leguleyo de la ocultación. Esa es la hipocresía a la que se refiere
Benedetti.
También hace referencia el poeta al sentido de
afirmación del ser como resultante del deporte rey. Lo alude en uno de los parlamentos de un
uruguayo en su novela “Andamios”. Dice Benedetti
en voz de su personaje y citamos:
«Ya que nadie te informa de cómo van Peñarol o
Nacional o Wanderers o Rampla Juniors, te vas convirtiendo paulatinamente en
forofo del Zaragoza o del Albacete o del Tenerife, o de cualquier equipo en el
que juegue un uruguayo o por lo menos algún argentino o mexicano o chileno o
brasileño». (http://www.abc.es/cultura/libros/abci-mario-benedetti-cuando-literatura-y-futbol-si-pueden-mano-201705170101_noticia.html)
Sin embargo el propio Mario Benedetti aparenta una
contradicción al hacer alusión al famoso gol de Maradona ante los
ingleses. Dice Mario sobre el asunto y
cito:
«Aquel gol que le hizo Maradona a los ingleses con la
ayuda de la mano divina es, por ahora, la única prueba fiable de la existencia
de Dios».
No solo justifica el gol amañado por las destreza de
la simulación engañosa de Maradona al usar una parte de su cuerpo prohibida en
el deporte, sino que también utiliza dicho gol ilegal para justificar la
intervención de la “mano de divina” en la no cree por considerarse ser
ateo. Necesitariamos tratados para
explicar dicha conducta que parece ser de hincha de la peor calaña, pero
nosotros no tenemos tiempo ni los recursos filosóficos para hacerlo. Eso se lo dejo a los regulares de esta
presentación, uno de los cuales tiene un grado doctoral en filosofía, por lo
que he comido banco por algún tiempo a esta parte.
Mejor sigamos con Benedetti.
En «Puntero
Izquierdo» (1954), el poeta (Mario Benedetti) ofrece la visión
de un futbolista atormentado por su situación laboral. Se trata de un hombre
joven que juega en un club menor y que, ante el inminente partido contra un
equipo de renombre, recibe una oferta pestilente para la buena salud de su
nombre en la profesión pero tentadora para la solución de sus intrigas
financieras. La acepta y termina no cumpliendo con su cometido por puro azar
del juego, y quienes le presentaron la propuesta le propinan una paliza que lo
deja incapacitado para seguir jugando.
Se trata de un planteamiento de conflicto ético y tal vez
de las eventualidades sugeridas por Deleuze.
Vayamos a Eduardo Galeano
El escritor uruguayo es sin duda la referencia en
escritura futbolística en castellano. Ha escrito libros como El futbol a sol y sombra y ha dejado frases y citas
que se han convertido en tópico, como aquello de que se puede cambiar de
religión o mujer, pero no de equipo. O la comparación entre el gol y el
orgasmo.
Tiene expresiones refiriéndose al fútbol tales como
que es «La única religión que no tiene ateos»
Otras menos manidas nos muestran un Galiano alejado
del fanatismo futbolero:
“Yo
no soy más que un mendigo de buen fútbol. Voy por el mundo, sombrero en mano, y
en los estadios suplico una linda jugadita por amor de Dios. Y cuando el buen
fútbol ocurre, agradezco el milagro sin que me importe un rábano cuál es el
club o el país que me lo ofrece.”
Jean
Paul Sartre
Para
Sartre, el fútbol ejemplifica perfectamente la inter-relación determinante
entre las acciones del otro y las propias, reveladas por la indiferenciación
del derecho y del deber para cada jugador, así como el juego de las
reciprocidades diversas entre jugadores, grupo adverso y espectadores. Solía ir
a ver a su equipo (obviamente el St Germain, el equipo de la Rive Gauche)
armado con papel y lápiz para anotar estas observaciones. Tales como
“En
el fútbol todo se complica por la presencia del equipo adversario”. Sartre
Jorge Luis Borges y Boy Casares
Borges dejó dicho que el fútbol es popular porque la estupidez es popular.
Es menos conocido que en 1967 se unió a su gran amigo y writing buddy Adolfo Bioy
Casares para escribir un cuento destinado a una antología de tema fútbol. El
cuento, brevísimo, se titula Esse est percipi (Ser es ser percibido)
e imagina un mundo en el que el fútbol deja de ser deporte disfrutado en vivo
para convertirse en puro espectáculo manufacturado. Leyéndolo ahora uno no
puede evitar de notar los paralelismos con el fútbol actual de clubs y los
escándalos de partidos arreglados. De
ese cuento surge el siguiente exordio:
El
último partido de fútbol se jugó en esta capital el día 24 de junio del 37.
Desde aquel preciso momento, el fútbol, al igual que la vasta gama de los
deportes, es un género dramático, a cargo de un solo hombre en una cabina o de
actores con camiseta ante el cameraman.
Esa descripción sugiere sobre el fútbol ser un espectáculo
en lugar que un deporte. Tomemos en
cuenta esa anotación de la diferencia entre espectáculo y el deporte.
Albert Camus
Camus fue portero de un equipo de estudiantes en su
Argelia natal. Del fútbol dijo:
“Porque,
después de muchos años en que el mundo me ha permitido variadas experiencias,
lo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las obligaciones de los
hombres, se lo debo al fútbol, lo que aprendí con el RUA, no puede morir.
Preservémoslo. Preservemos esta gran y digna imagen de nuestra juventud.
También estará vigilándolos a ustedes.”
Aquí quisiera hacer una reflexión a Freddy Del Valle
Bartes, nuestro guardameta. El dueño de
nuestra portería. A él dedico la
reflexión apuntada a que se refiere a Albert Camus. Veamos por qué:
“Hay quien piensa que lo que quiso decir es que
el existencialismo le viene de la portería: todo el tiempo pasado entre los
palos reflexionando sobre el absurdo destino del guardameta, que si su equipo
mete gol el portero no tiene nada que ver y si el equipo pierde es a todos los
ojos el culpable por no haber defendido adecuadamente la portería.” Imagino las veces que sintió de esa manera
nuestro aguerrido y perseverante Freddy Del Valle Bartes.
Y para despedirme de ustedes yo me
quedo con lo que se queda Eduardo Galeano, y cito:
“Y
yo me quedo con esa melancolía irremediable que todos sentimos después del amor
y al fin del partido.”
Agradecido
por su atención. Quedan invitados a la lectura.
Buenas noches.
Rafael Ayala
Hernández, JD
Secretario Ejecutivo
Galeria de Inmortales
del Fútbol
Puertorriqueño