ELEGÍA
-A Luis Villarejo, padre y amigo.
Se
fue en silencio
dejándonos
su estela
de
sonrisa perenne,
de
abrazo solidario,
de
amistad y de gente.
Se
volcó por los campos
de
esta tierra querida
que
sin verlo nacer
recibió
su ternura
su
defensa y su vida.
Ese
puertorriqueño
nacido
allá en Castilla
se
arropó con la patria.
Sembrando
su semilla,
cosechando su herencia.
Gracias,
hermano mío
-o
mi padre querido-
Fuiste
inspiración,
ejemplo
de amistad
y
de gran gallardía.
Y
hoy ante la realidad
que
solo viviré
contigo en la memoria,
te
abrazo como nunca,
teniéndote
en recuerdo.
Alfredo
del Valle Baltes
14 de enero 2015
Rest. Zayas
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