miércoles, 12 de diciembre de 2012

Intensa acción local






POR LUIS SANTIAGO ARCE

la rce @ e l n u evo d i a .co m @ Lu i s _ A rce E N D


ERIC LABRADOR i zq . preside la Federación Puer torriqueña de Fútbol que se reunirá este domingo en la U P RCayey. A RC H I VO
MÚLTIPLES EVENTOS de fútbol infantil y juvenil se efectuarán este fin de semana en distintos escenarios de la Isla.

El viernes 14, desde las 6:00 p.m., y sábado 15, comenzando a las 9:00 a.m., se jugará la Copa Tony Lorenti, categoría U17, en la cancha Josefa Fontán de La Merced en la urbanización Roosevelt de Hato Rey.

Participarán el Colegio Rosa Bell de Guaynabo, San Juan Bosco de Santurce, Club Atlético Levittown, Mirabelli FC y los Pumas de Roosevelt, entre otros, informó el director técnico, Norberto Lorenti.

El evento, con entrada gratui- ta, es organizado en honor al fenecido propulsor del fútbol local, Antonio `Tony ’ L o re n t i .

En los predios de la UPR-Ca- yey, a su vez, habrá acción sá- bado y domingo en el cierre de la Octava Copa Las Américas que organiza el Club Taurinos.

Se juega en todas las categorías de U5 a U17 en ambas ramas, en formato `todos contra todos’.

El sábado, asimismo, se dis- putarán las finales U13 (12:00 p.m.), U15 (2:00) y U17 (4:00) de la Liga Nacional de Fútbol Juvenil en el Bayamón Soccer C o m p l ex .

El anfitrión Bayamón FC pasó a la final de U15 y U17 ante la escuela Beca Ramos y Mauna- bo, respectivamente.

La Federación Puertorriqueña de Fútbol (FPF), además, ten- drá el domingo su asamblea anual informativa desde las 9:30 a.m. en un anfiteatro del edificio de Ciencias Naturales de la UPR- Cayey.

lunes, 10 de diciembre de 2012

100 años del Fútbol en Puerto Rico

El Prof. Luis Reinaldo Álvarez nos lleva por la magia de la fotografía para recorrer juntos la emocionante historia del origen y desarrollo del fútbol puertorriqueño.

Esta publicación complementa la presentación anterior. Disfrute de la misma en el siguiente enlace;

“100 años de fútbol en Puerto Rico”



                                               

Prof. Luis Reinaldo Alvarez                                                           

                 “100 años de fútbol en Puerto Rico”

Hace exactamente 101 años, en el campo de El Morro, se   jugó el primer partido oficial de  fútbol  en  Puerto Rico, de que se tenga noticia. No estoy diciendo que fue la primera ocasión en que se jugó al fútbol, ya que existen reseñas periodísticas de partidos entre marinos de barcos extranjeros, de visita en el Puerto de San Juan, anteriores a esa fecha y estoy seguro de que se tiene que haber pateado el balón como forma de entretenimiento desde tiempos de la colonia con España.

Ese primer partido fue organizado por el primer club deportivo creado para practicar el fútbol en San Juan, el Comercio Sporting Club. El Sporting dividió sus socios en dos equipos, Equipo A  y Equipo B y el 19 de marzo de 1911 se celebró en El Morro ese primer partido.  El Equipo A venció 3-1 al Equipo B en esa histórica ocasión. Ese primer partido dio origen al primer campeonato de fútbol del país, jugado, también, entre dos equipos creados por el Sporting, el Mercurio y el Minerva. El torneo, a 7 juegos, fue ganado por el Minerva F.C. en abril de 1911, convirtiéndose así, en el primer equipo Campeón de Liga del fútbol de nuestro país.

Como señalé anteriormente, el fútbol amateur puertorriqueño aparece muy temprano durante los comienzos del siglo XX. Desde su origen como deporte, en 1911, el fútbol en Puerto Rico, quedó adscrito como un componente fundamental de nuestra  sociabilidad. El fútbol fue para esos primeros años un evento social con gran capacidad de convocatoria para la sociedad sanjuanera que se reunía todos los domingos, en el campo de El Morro, para disfrutar del juego de la semana.

Aunque ya para el 1903, se celebraban algunos partidos de exhibición entre equipos de marinos de los barcos extranjeros de visita en el Puerto de San Juan, no es hasta febrero de 1911, cuando se organiza el Comercio Sporting Club, creado para la promoción de la práctica del fútbol y de otros deportes.

          El fútbol puertorriqueño surge en medio de una violenta campaña de americanización de todas las instituciones de nuestro país. Son los años  de gobierno militar, seguido por administraciones civiles bajo la Ley Foraker y la Ley Jones. En efecto, ese primer campeonato del país, se jugó con ese trasfondo socio-político.  Sin embargo, ambos equipos estaban formados por jugadores españoles miembros del Comercio Sporting Club.

Resulta curioso los nombres seleccionados para  los equipos,  con  orígenes en la mitología griega, Mercurio y Minerva. Esto responde, probablemente, a la intención de evitar malos entendidos con la administración colonial, ya que el  Sporting estaba promoviendo un juego muy popular en la antigua Metrópoli  e implícitamente estaba “rechazando” los nuevos deportes introducidos por los norteamericanos. Esta situación no perduró por mucho tiempo y los nuevos equipos empezaron a utilizar abiertamente nombres representativos  de sus orígenes nacionales. Así encontramos equipos con nombres muy sugestivos como las Aguilas Blancas, Camisas Negras, Borinquen F. C., Puerto Rico F.C. , entre otros.

Desde los inicios del fútbol en Puerto Rico, los diferentes grupos socioculturales de la isla comenzaron a tener representación en los equipos existentes para la época, a saber: el San Juan F.C., formado por españoles “acriollizados” y criollos; el España F.C., con jugadores españoles y los Celtics F.C., representando a las fuerzas de ocupación norteamericana en la Isla. Los encuentros entre estos equipos convirtieron los partidos dominicales en un fenómeno sociocultural de importancia, en donde se dilucidaban, simbólicamente, los conflictos de esos grupos sociales. En otras palabras, los juegos de fútbol se convirtieron en un espacio de encuentro para una estructura social que comenzaba a resentir el forzoso proceso de americanización  y a expresar identificación con sus respectivas raíces, ya que el fútbol es una especie de ritual que crea y recrea símbolos que suministran un espacio para la identificación colectiva. Así, el fútbol jugado entre el 1914 y el 1920, incluía ya a dos grupos futbolísticos que estaban en conflicto y disputa: unos (los norteamericanos) que intentaban mantener y hacer prevalecer su hegemonía a nivel socio-político y los otros (españoles y criollos) con actitud de creciente, aunque aún tímida, resistencia.

Los jugadores de esa época se agruparon en clubes deportivos constituyendo organizaciones sociales análogas a otras de carácter cultural, sindical o nacional. Estos clubes surgieron de grupos pertenecientes a la clase media y a la pequeña burguesía, que se organizaron para la práctica de varios deportes, siendo el fútbol el  más popular para la época. Así surgió el Comercio Sporting Club, el San Juan Sporting Club, Ponce Sporting Club, el España F.C., el Guayama F.C. y el Arecibo Sporting Club y el Mayagüez F.C., realizando una serie de encuentros futbolísticos entre los mismos.

Los partidos se concertaban entre clubes por mediación de retos lanzados por carta, por publicaciones en los periódicos o por contacto directo entre los entrenadores y capitanes de los equipos y por la Liga Insular, como empezó a conocerse para aquellos tiempos.

          El proceso de identificación con los clubes convirtió el juego en pasión, llenando el campo de El Morro durante los años de 1911-1914,  el campo de Puerta de Tierra (de 1915 al 1924) y un poco más tarde el campo del Auxilio Mutuo (de 1925 al 1931) de verdaderos, y a veces violentos, “hinchas”. Según Carlos Ossandon en su libro Reflexiones sobre la Cultura Popular de 1985: “la ida al fútbol se transforma así en una vivencia cultural sui generis, masiva, donde los asistentes recobran momentáneamente una identidad perdida o negada, renaciendo incluso determinados aspectos de una memoria histórica reciente (para nadie es un misterio el origen político de muchos de los gritos que se escuchan en el estadio).”

          Es interesante notar que a diferencia de América Latina, esa vivencia cultural  fue compartida por las mujeres que se integraron como hinchas desde los primeros partidos en El Morro. La cantidad de féminas en los alrededores del campo rivalizaba con la de los hinchas varones.

Para la década del 20, el fútbol puertorriqueño, al igual que el fútbol mundial, continuaba generando fuertes pasiones que frecuentemente culminaban en actos de violencia, dentro y fuera del campo. La proximidad de los fanáticos a las líneas de demarcación del campo, ya que presenciaban los partidos de pié a lo largo y ancho del terreno, generaba frecuentes encontronazos entre fanáticos y jugadores, unidos estos, a los ya existentes entre jugadores y entre jugadores y el árbitro. Vehementemente, en el periódico La Democracia del 17 de julio de 1928, censuró un motín ocurrido entre jugadores y fanáticos en un partido entre los tradicionales rivales del fútbol de la época: el Real San Juan y el España.

Para esa época, el fútbol puertorriqueño era un fútbol de foráneos, quienes provenientes de España y de América Latina, coparon los espacios en los equipos locales. Hasta la década del 50, el fútbol puertorriqueño fue un deporte para extranjeros, buenos, regulares y malos. Estos ocuparon las posiciones más importantes en la cancha: dueños, entrenadores, porteros, volantes creativos y goleadores. Como resultado de lo antes expuesto, la Selección Nacional tardó mucho en concretarse y aunque el primer partido de una  Selección (una Selección mixta entre criollos y españoles) se remonta al 1929, no es hasta los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1946, en Barranquilla, Colombia, cuando una Selección netamente puertorriqueña participa en una competencia internacional de ese nivel. Los resultados obtenidos fueron un verdadero desastre perdiendo con Costa Rica por 12-0, con Panamá 12-1, con Curazao por 14-0 y con Colombia por 4-1. Esos fueron años de búsqueda de resultados significativos para hallar en la Selección boricua un referente e identidad futbolística única.

En conclusión, el enfrentamiento simbólico y aún la violencia física, en las primeras décadas del fútbol puertorriqueño, descansaba mucho más sobre el entramado socio-político que sobre la efervescencia natural que posee el deporte más popular del mundo. Esa violencia podría ser un producto del vacío de sentido de  vida en una colonia sometida a un forzoso proceso de americanización y a la promoción de nuevos modelos individualistas y hedonistas en la emergente nueva sociedad. Así que el Real San Juan, el España y los Celtics fueron gestores de un referente de identidades de nacionalidad de los grupos culturales (criollos, españoles y norteamericanos)  representados por esos equipos. Esto fue así por lo menos hasta la década del 40, cuando los referentes de identidad nacional  comenzaron a ser desplazados por referentes regionales. En otras palabras, el referente de identidad nacional comenzaba a ser sustituido por un referente de identidad de pertenencia a un grupo identificado con un área o región.

Con la fundación de la Asociación de Fútbol Aficionado (AFA) en 1945, surgen nuevos equipos con nombres como el América, Hato Rey, Caribes, Arqueros Verdes, Yauco Audax, y el Santurce F.C. Para finales de la década del 50 y comienzos del 60 se fundan los equipos Millonarios de la TV, el Jumacao F.C., el Guayama, los Suizos, Juventud, Real Yaguez, Hato Rey, San Juan, Santurce, Islas Vírgenes, Puerta de Tierra, Río Piedras y el Atlético de Añasco, entre otros. Sus nombres aludían a nacionalidades, pueblos, comunidades o grupos sociales de distintas regiones de nuestro país.

Resulta pertinente señalar que la región es una comunidad imaginada e imaginaria como lo es la nación, aunque debo aclarar que la cuestión regional no ayudó al fortalecimiento de la incipiente conciencia nacional puertorriqueña, sino más bien la debilitó, dando lugar al nacimiento de lealtades por regiones geográficas: San Juan, Río Piedras, Hato Rey, Arecibo, Ponce, etc.

El fútbol de esos años, constituyó un espacio en donde los grupos rivales compitieron por prestigio y honor como una práctica de carácter  lúdico exclusivamente, alejado de la comercialización de hoy en día. Así se mantuvo hasta el presente siglo, donde todo apuesta a su creciente profesionalización y comercialización. Por consiguiente, el fútbol puertorriqueño del presente está dejando de ser una práctica desinteresada y lúdica para asumir el carácter de una práctica sujeta a modernos procesos de comercialización, transnacionalización e hipermediatización.

A principios de la década de los 60, aparecen una serie de nuevos equipos con nombres como: Guayama FC., Don Bosco, El Prado, Deportivo Español, Roosevelt, Centro Europa, Maunabo, Deportivo Suramericano, Ramey Air Force F.C., Quintana, Mar del Plata y el Yabuco.  Entre los años de 1960 al 70 participaron cerca de 200 futbolistas distribuidos en 15 equipos, se jugaron 250 partidos de los cuales se tiene constancia y la Selección Nacional participó en alrededor de 50 partidos.  Los años 70, 80 y 90 hasta el presente son los años del “boom”, del  auge de este maravilloso deporte que continúa luchando por colocarse como deporte principal en nuestro país. 

Una investigación sobre los años de referencia, fue publicada bajo el título Fútbol Puertorriqueño: Crónica de  alegrías, sueños y desencantos (1911-1949), Tomo I y estoy completando la investigación y redacción del Tomo II que espero pueda publicarse para mediados del año entrante. El libro está acompañado por 3 publicaciones adicionales bajo los títulos: Historia Iconográfica del Fútbol Puertorriqueño: Los primeros 50 años,  El fútbol nos cayó del cielo y Un futbolista de todos los tiempos.  En cada uno de ellos, los interesados, podrán encontrar una minuciosa descripción sobre el desarrollo del fútbol durante sus primeros 50 años de existencia en nuestra isla.

El pasado año, celebramos los 100 años de fútbol organizado en nuestro país. Durante el año del centenario, celebramos, el sábado 19 de marzo de 2011, en el campo de El Morro, la actividad de apertura del Centenario del Fútbol Puertorriqueño. La Junta de Directores de la Galería de los Inmortales del Fútbol Puertorriqueño (GIFP) con la colaboración de la Federación Puertorriqueña de Fútbol (FPF) y del Museo del Deporte de Puerto Rico organizó una bonita y emotiva actividad a la cual asistió un numeroso público y una gran cantidad de exfutbolistas boricuas.

Bajo las órdenes de 3 miembros del Colegio de Arbitros de P.R. se dio comienzo el esperado encuentro de fútbol. Los organizadores dividieron a los veteranos futbolistas en dos equipos: Comercio Sporting A y Comercio Sporting B, tal como lo hizo el Comercio Sporting Club de San Juan cien años antes. Los presentes disfrutaron el ver muchas de las glorias pasadas de nuestro fútbol nuevamente en acción.  

La Junta de Directores de la Galería planificó y desarrolló una serie de actividades para el año del centenario. Las actividades del año incluyeron  la Segunda Exaltación a la Galería de Inmortales localizada en el Museo del Deporte en Guaynabo, la celebración de los 80 años de Saso Tulier, la presentación de los libros Historia Iconográfica del Fútbol Puertorriqueño y de Un futbolista de todos los tiempos y una Exposición Fotográfica de Equipos Históricos del Fútbol Boricua.

La Junta, además, está apoyando las nuevas investigaciones  sobre el fútbol boricua, el fútbol en las Antillas y un bonito proyecto para la implantación del Museo del Fútbol Boricua.

Para continuar con el trabajo de investigación y  documentación histórica que se ha auto impuesto, sin contar con los recursos económicos necesarios, la Junta de Directores de la Galería de Inmortales está, al presente, buscando los recursos  para la investigación y publicación de 3 textos nuevos, a saber: el Tomo II de Fútbol Puertorriqueño que cubre los años de 1950 al 70, Política, Migración y Fútbol en las Antillas Hispanas y Equipos Históricos del Fútbol Boricua. 

La Junta de Directores de la Galería continúa en su empeño de hacer justicia  a aquellos que dedicaron su vida al desarrollo de ese maravilloso deporte que es el fútbol y continúa colaborando con la publicación de algunos de los textos, aunque en ediciones muy limitadas.

Nos queda mucho por hacer y necesitamos colaboración para nuestros proyectos que son para el disfrute de todos. Cierro con estas palabras que constituyen mi motivación principal para continuar escribiendo sobre el deporte boricua:  “Sin literatura, sin historia del fútbol, no habrá ni pasión ni orgullo para jugarlo.”  Gracias por vuestra atención.